¿Qué sucede?
No tengo la mente clara, no tengo claro qué es lo que quiero ni lo que busco; solo tengo claro una cosa y esa es la de sentir.
Me cuesta sentir lo que tengo a mi alrededor, o sentir lo que mi cuerpo tiene para decirme, me cuesta sentir mi cuerpo liviano dejándose llevar por las diferentes sensaciones que me atacan y buscan una cavidad en este cuerpo; expresándole al mundo y a mi yo interior una infinidad de cosas preciosas, como también inquietantes.
Encuentro fundamental poder encontrar momentos a lo largo de nuestro día en el cual podamos ser nosotros mismos, en el cual podamos bajar las revoluciones de nuestra vida cotidiana, calmar nuestras mentes, nuestro cuerpo; y poder dejarse llevar por los pensamientos que sobrevuelen mi cabeza, tan efímeros a veces pero llenos de significado y poder. Siento que es una necesidad del cuerpo el dejarse llevar de manera libre respondiendo a nuestros pensamientos, armando una perfecta sinfonía en la cual mente y cuerpo son uno, armando una situación de goce absoluto en la cual nuestra mente poco a poco se va liberando y se va dejando llevar por esta lluvia de pensamientos.
La música es mi fiel acompañante en este camino, en el cual trato de buscar respuestas a cosas que sé que no las tienen, trato de buscar respuestas a mis dudas, a mis inquietudes, a mis acciones, a mis pensamientos, a mi corazón. Busco liberar mi alma de esa prisión en la cual la tengo escondida todos los días a causa de la rutina, busco poder liberarla y que esta se exprese de la manera más libre y pura posible. A veces en mi afán de lograr estos objetivos, sucumbo ante la inmensa longitud de mi mente y de lo que es capaz de crear, de lo que es capaz de demostrarme con un pequeño pensamiento que a veces es sobre mi, sobre un ser querido o sobre una situación la cual generalmente aún no he vivido.
Me conecto con mi interior y es algo increíble. Siento como se me pone la piel de gallina cada vez que encuentro una conexión profunda conmigo mismo, y logro abrirme un poco el camino sobre lo que me esta pasando; este camino de mierda que no logro comprender y que me confunde, pero me asombra cada vez más con las pequeñas cosas que puede ofrecer, me asombro conmigo mismo.
No sé que va a surgir de mis manos que están escribiendo, no sé cual es el objetivo de lo que estoy haciendo ni de por qué lo estoy haciendo, pero me calma y me relaja, llenándome con cada palabra una parte de mi que no estaba llenada con anterioridad. Dejo que mis dedos se resbalen por las teclas formando palabras sin antes meditarlo, dejando que fluya de la manera más pura posible un sentimiento desde lo más profundo de mí. Espero que mis palabras sean una mano para ustedes, para ti que tuviste la curiosidad de leer esto; espero que esta mano te agarre fuertemente y no te deje ir, porque yo no me voy a ir y voy a estar acá para entregarte la otra mano y caminar este camino juntos. Superaremos todos nuestros miedos, seremos más grandes que nuestros problemas y sentiremos lo que nuestra mente nos quiere decir, y para eso usaremos el cuerpo como el canal más natural que pueda existir. Por eso no te dejare solo/a, mis manos nunca te soltaran. Podrán fallarte alguna vez, es inevitable, pero ten la claridad y la seguridad que de por más que fallen estas nunca van a dejar de levantarte, superando en conjunto estos miedos y sintiendo a fondo cada emoción y sentimiento, quitándole un peso gigante a nuestro gran anfitrión, el cuerpo.
No comencé escribiendo esto esperando seguir una línea y expresar algo de manera superficial, sólo espero dejarme llevar por mi y con estos impulsos ser un aporte para ti.
Las ideas van y vienen, los amigos vienen y van, la familia puede no quedarse, pero siempre podremos contar con nuestra cabeza si dejamos que esta se libere y toma las riendas de nuestro cuerpo y hable ante nuestros propios ojos… Déjense llevar y disfruten de las bondades de su vida, que es una y que seré siempre una mano para caminar este sendero juntos, levantándonos a cada momento.
Cristóbal Zaccarelli
Estudiante UDD